Hasta hace relativamente poco los seres vivos han sido considerados entidades autónomas,pero en la actualidad y gracias a nuevas líneas de investigación en el campo de la ciencia, como la llevada a cabo en el Proyecto Microbioma Humano, sabemos que en realidad todos ellos, incluido el ser humano, son entidades complejas que representan redes biomoleculares compuestas por células del propio huésped más su microbiota o colectivo de microbios asociados. Este conjunto del huésped más su microbiota recibe el nombre de holobionte, siendo una estrecha relación de simbiosis o apoyo mutuo la que vela por la supervivencia de ambas partes.
Nosotros como holobiontes humanos hospedamos miles de especies microbianas, de las cuales la inmensa mayoría se encuentran instaladas en nuestros intestinos y cuyo número supera 10 veces la cantidad de células humanas, llegando a pesar hasta 2 kilos de nuestro peso total.También hay concentraciones significativas de estas especies colonizando otras partes del cuerpo como la boca, la vagina, la piel, las orejas y los pulmones. El equilibrio de la microbiota es esencial para conservar la integridad de cada una de estas partes, siendo la microbiota o flora intestinal la que más influencia tiene sobre todo del organismo. Y es que precisamente es en los intestinos donde se efectúan multitud de procesos bioquímicos mediados por microbios simbiontes que hacen posible el aprovechamiento de los nutrientes provenientes de los alimentos, participan en las respuestas inmunitarias, influyen en la actividad nerviosa y regulan el metabolismo.
¿Cómo se constituye la simbiosis
humano-microbiota?
La
biodiversidad de nuestra microbiota es en gran medida determinada por las
primeras exposiciones al medio ambiente y la alimentación, especialmente
durante el nacimiento y las etapas iniciales de nuestro desarrollo.
Recientes
estudios sostienen la hipótesis de que en el último período de embarazo también
recibimos una reducida carga microbiana de la microbiota de nuestra madre a
través de una translocación bacteriana intestinal, es decir, que bacterias
intestinales de la madre viajan desde los intestinos a través de la sangre
hasta la placenta para entrar en contacto con el feto.
Durante
el nacimiento somos colonizados por una carga microbiana mayor a través del
canal del parto y la zona perianal. Más adelante, y particularmente en el
primer año de vida, seguimos integrándola microbiota de nuestra madre a través
de la lactancia natural. También incorporamos microorganismos del ambiente con
la ingesta de alimentos sólidos, el agua y el aire.Entre los tres y cinco años
de edad se considera que nuestra microbiota intestinal se ha estabilizado y hemos
establecido profundos lazos de simbiosis con los microbios que la forman.De
esta manera se constituye la microbiota
nativa, “huella microbiana personal”, la cual posee una gran capacidad de
resiliencia, esto es, la tendencia a volver a su estado original una vez han
desaparecido los estímulos adversos causantes de su alteración.
Algunos
de los factores comunes en las sociedades modernas que pueden alterar
negativamente la constitución y condición de la nuestra microbiota son el parto
por cesárea, la lactancia artificial, la contaminación ambiental, el estrés, el
uso de antibióticos, el consumo de drogas, la potabilización química del agua,
la higienización personal y del entorno con productos químicos y el procesado
industrial de los alimentos.
Una
reducida exposición microbiana desde temprana edad dificulta incorporar especies
simbiontes desde que nacemos, interfiriendo en la colonización microbiana
inicial y reduciendo dramáticamente la biodiversidad de nuestra microbiota en
la edad adulta.
¿Qué podemos hacer para mejorar la
relación simbiótica con nuestra microbiota?
La
alimentación es el factor que más rápido influye sobre nuestra microbiota
intestinal. La Nutrición Simbiótica nos
enseña como alimentarnos a nosotros mismos y al colectivo microbiano que nos
habita.
En
primer lugar, para el lactante, el mejor alimento simbiótico es sin duda la
leche materna. Después pasada la época de lactancia los vegetales
fermentados artesanales son el alimento simbiótico por excelencia ya que son
fáciles de digerir y están cargados de micronutrientes, enzimas digestivas y microorganismos
regeneradores que benefician nuestra ecología intestinal.
Asimismo
una dieta equilibrada basada en alimentos integrales nos provee de una
importante cantidad de fibra y otras sustancias prebióticas que son
fermentadas por nuestra microbiota intestinal y favorecen una mayor
biodiversidad de especies. Para ello basta con incorporar habitualmente
alimentos de origen vegetal como cereales integrales, legumbres, semillas,
verduras y frutas, evitando los alimentos refinados y altamente procesados.
Por
otro lado sería conveniente limitar el consumo de proteína animal ya que esta
contribuye a la proliferación de bacterias de la putrefacción, genera una gran cantidad de residuos tóxicos y
compite con la flora intestinal protectora. El exceso de proteína animal sobrecarga el
hígado y exige mayor actividad a los órganos emuntorios de eliminación.
Y
para terminar algunas recomendaciones vitales que favorecen al holobionte
humano. En la medida de lo posible:
- Parto natural, en su defecto practicar el Seedingo ungimiento del recién nacido con el flujo vaginal de su madre.
- Lactancia materna, en su defecto complementar la fórmula maternizada con probióticos infantiles ricos en Lactobacilos y bifidobacterias.
- Usar agua filtrada para beber y cocinar.
- Limitar el uso de antibióticosa lo estrictamente necesario, siempre acompañando dicho tratamiento con probióticos.
- Limpieza intestinal con carbón activado más zeolita, semiayunos e hidroterapia de colon.
- Reforzar la microbiota con algún complemento simbiótico natural.
- Utilizar únicamente jabón natural para la higiene personal, especialmente jabón de Alepo.
- Usar exclusivamente productos de limpieza ecológicos, en especial los que contengan microorganismos eficientes (EM).
- Frecuentar zonas rurales y parajes naturales.
- Regular el estrés con prácticas de relajación, terapias naturales o psicoterapia.
Mario Sánchez Écija – Naturópata
Talleres sobre Fermentados: http://labiotika.es/doc/aula_de_estudios_fermentados.html
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Colaborador Cursos de Nutrición
simbiótica (Fermentados) y macrobiótica en Aula de Estudios de La Biotika
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