Quizás
conozcas a alguien de tu entorno que tenga hipertensión, colesterol alto, aterosclerosis,
diabetes, sobrepeso, obesidad, hipotiroidismo, alergias o que haya sufrido
algún problema cardiaco. Desafortunadamente en nuestra sociedad encontramos
cada vez más gente con este tipo de problemas de salud, y lo que es aún peor,
cada vez se diagnostican desde edades más tempranas. Parece paradójico que este
panorama esté ocurriendo en sociedades modernas cada vez “más avanzadas”, y que
a pesar del rápido desarrollo en los campos de la ciencia y la medicina, no se
consigue prevenirlos, mejorarlos o revertirlos.
¿Qué alimentación es la más adecuada?
Está
sobradamente comprobado que muchas de las enfermedades están directamente
relacionadas con la alimentación y el estilo de vida. De la misma manera desde
el siglo pasado tenemos referencias de que un cambio hacia una alimentación basada en alimentos de origen
vegetal y reducida o exenta de alimento animal promueve la longevidad, la recuperación de la salud y un peso saludable.
Ya
nos confirmaba los beneficios de este tipo de alimentación el investigador Colin
Campbell, autor de “El Estudio de China”,
el mayor estudio de nutrición realizado hasta la fecha por científicos de talla
mundial donde se analizó la relación entre dieta y enfermedad en una población
china de 6.500 adultos, obteniendo resultados sorprendentes.También el
prestigioso cirujano cardiovascular norteamericano Caldwell Esselstyn, en su
libro “Prevenir y Revertir las
Enfermedades del Corazón”, nos enseña cómo consiguió, basándose en décadas
de investigación, revertir cardiopatías en sus pacientes tras un cambio a este
tipo de alimentación. Otra referencia son las llamadas Zonas Azules, en las que Dan Buettner de National Geographic, estudió
las poblaciones del mundo más saludables y longevas. En su libro “Las zonas azules: come y vive como la gente
más saludable del planeta” podemos encontrar que estas poblaciones siguen
una alimentación donde predomina el alimento vegetal (fruta, verduras, cereales,
legumbres, frutos secos, semillas y algas) frente al alimento animal.
Aprende cómo cambiar tus hábitos
Conozco
muchas personas que han pasado por innumerables intentos para hacer un cambio
favorable en su alimentación, pero que a menudo se encuentran con muchos
obstáculos que impiden un cambio beneficioso y perdurable en el tiempo. Y es
que uno de los obstáculos principales al que tenemos que enfrentarnos es la
dificultad de cambiar unos hábitos alimenticios perjudiciales arraigados en
nosotros desde hace mucho tiempo.
Desde
mi propia experiencia como experta en alimentación he podido comprobar que la Reeducación Alimentaria es la
herramienta adecuada para hacer efectiva una transición de hábitos perjudiciales hacia unos saludables y poder mantenerlos
definitivamente. Con ella tomamos
conciencia de por qué comemos, para qué comemos, qué comemos, cómo comemos,
cuánto comemos, cuándo comemos y dónde comemos, para poder tomar la decisiones
dietéticas más acertadas. No hay que olvidar que con cada bocado tenemos una
nueva oportunidad de mejorar o por lo contrario empeorar nuestro estado de
salud.
Para comenzar debemos conocer cómo está constituido nuestro cuerpo y qué necesita para poder funcionar de la mejor manera posible. Una vez comprendido esto, ¿de dónde vamos a obtener los nutrientes para satisfacer la demanda de nuestro organismo? Fundamentalmente de lo que nos ofrece la naturaleza, la estación del año y el entorno en el que vivimos. Así podemos empezar a diferenciar entre alimentos beneficiosos y desfavorables para incorporarlos habitualmente en las comidas,consumirlos en poca cantidad, de manera esporádica o eliminarlos totalmente de nuestra dieta. Aunque haya alimentos que debamos eliminar según nuestra situación de salud y peso siempre buscaremos sustituciones saludables que nos permitan hacer los cambios de la manera más sencilla posible y al mismo tiempo aporten los nutrientes esenciales a nuestro cuerpo.
Una vez conocida la teoría es momento de llevarlo a la práctica. Y es ahí donde muchas personas se encuentran con más obstáculos que siguen dificultándoles el proceso. El más habituales la Excusa. Hay una frase que empleo mucho con mis pacientes que es: “Quien quiere conseguir algo encuentra el camino, el que no, encuentra excusas” Una de las excusas que más escucho es el “no tengo tiempo”. En realidad todos tenemos 24 h., pero cada uno debe hacerse responsable de elegir en qué invierte su tiempo y cuáles son sus prioridades. Para vencer este obstáculo es imprescindible aprender a organizarse bien el tiempo,por lo que conviene definir un plan de comidas semanales, saber los alimentos que no deben faltar en la despensa, concretar cuándo se va a realizar la compra y cuándo se va a cocinar.
Otra de las excusas es el “no me gusta”. Cuando cambiamos de un alimento perjudicial por otro beneficioso debemos darle al cuerpo un tiempo razonable para que se acostumbre al nuevo sabor. Obviamente no podemos esperar que el nuevo alimento sepa igual que el anterior, ya que son distintos, por lo que debemos darnos una oportunidad hasta que el paladar se adapte ¿Has cambiado alguna vez el azúcar refinado por azúcar integral, o la pasta refinada por pasta integral, o la leche de vaca por una bebida vegetal? Si ha sido así, quizás recuerdes que al principio te costaba pero pasado un tiempo seguro que conseguiste acostumbrarte.
En todo este proceso de cambio la paciencia y la constancia son fundamentales para ir familiarizándonos con los nuevos hábitos.Trabajar sobre aquellos obstáculos personales que nos dificultan una exitosa transición hacia una alimentación sana y perdurable en el tiempo es el principal objetivo de una buena Reeducación Alimentaria.
Para comenzar debemos conocer cómo está constituido nuestro cuerpo y qué necesita para poder funcionar de la mejor manera posible. Una vez comprendido esto, ¿de dónde vamos a obtener los nutrientes para satisfacer la demanda de nuestro organismo? Fundamentalmente de lo que nos ofrece la naturaleza, la estación del año y el entorno en el que vivimos. Así podemos empezar a diferenciar entre alimentos beneficiosos y desfavorables para incorporarlos habitualmente en las comidas,consumirlos en poca cantidad, de manera esporádica o eliminarlos totalmente de nuestra dieta. Aunque haya alimentos que debamos eliminar según nuestra situación de salud y peso siempre buscaremos sustituciones saludables que nos permitan hacer los cambios de la manera más sencilla posible y al mismo tiempo aporten los nutrientes esenciales a nuestro cuerpo.
Una vez conocida la teoría es momento de llevarlo a la práctica. Y es ahí donde muchas personas se encuentran con más obstáculos que siguen dificultándoles el proceso. El más habituales la Excusa. Hay una frase que empleo mucho con mis pacientes que es: “Quien quiere conseguir algo encuentra el camino, el que no, encuentra excusas” Una de las excusas que más escucho es el “no tengo tiempo”. En realidad todos tenemos 24 h., pero cada uno debe hacerse responsable de elegir en qué invierte su tiempo y cuáles son sus prioridades. Para vencer este obstáculo es imprescindible aprender a organizarse bien el tiempo,por lo que conviene definir un plan de comidas semanales, saber los alimentos que no deben faltar en la despensa, concretar cuándo se va a realizar la compra y cuándo se va a cocinar.
Otra de las excusas es el “no me gusta”. Cuando cambiamos de un alimento perjudicial por otro beneficioso debemos darle al cuerpo un tiempo razonable para que se acostumbre al nuevo sabor. Obviamente no podemos esperar que el nuevo alimento sepa igual que el anterior, ya que son distintos, por lo que debemos darnos una oportunidad hasta que el paladar se adapte ¿Has cambiado alguna vez el azúcar refinado por azúcar integral, o la pasta refinada por pasta integral, o la leche de vaca por una bebida vegetal? Si ha sido así, quizás recuerdes que al principio te costaba pero pasado un tiempo seguro que conseguiste acostumbrarte.
En todo este proceso de cambio la paciencia y la constancia son fundamentales para ir familiarizándonos con los nuevos hábitos.Trabajar sobre aquellos obstáculos personales que nos dificultan una exitosa transición hacia una alimentación sana y perdurable en el tiempo es el principal objetivo de una buena Reeducación Alimentaria.
Patricia Blanco
Nutricionista Integrativa y
Especialista en Reeducación Alimentaria
Colaboradora en charlas y
cursos sobre Reeducación Alimentaria en La Biotika
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