“Todo en moderación”. Seguro que alguna
vez has escuchado algo así para describir la forma en la que llevar una alimentación
saludable, o quizás lo has aplicado para poder mantener o mejorar tu peso o tu
salud. Pero no siempre esta afirmación funciona para poder llevar exitosamente una
buena relación con la comida. A esta frase se aferra mucha gente que pretende
mejorar su alimentación sin dejar de consumir aquellos alimentos que en
realidad dificultan alcanzar sus objetivos. Poder conseguir esa “moderación” no
siempre es posible, depende del alimento y de la situación emocional de cada
uno. Y es que si hemos caído en “la trampa del placer” de ciertos alimentos
esta idea de la moderación con frecuencia no lleva a buen puerto.Comprender qué
historia se esconde detrás de una persona que está enganchada a ciertos alimentos es importante para superar la
adicción que impide la moderación.
Hay dos ideas sobre la moderación que
por mi experiencia profesional son muy cuestionables: la primera es la idea del consumo moderado, que afirma que cualquier
alimento es saludable si es tomado con moderación. Y la segunda es la idea del cambio con moderación que plantea que
para que un cambio perdure en el tiempo es mejor hacerlo de forma gradual, comenzando
con pequeños cambios hasta llegar al objetivo. Estas ideas no terminan de
funcionar si consideramos los efectos de los diferentes tipos de alimentos y la
relación emocional que cada uno mantiene con la comida.
En general cuando comemos alimentos naturales, aquellos que se
encuentran en la naturaleza en su forma original, es mucho más fácil moderar su
consumo que en el caso de los alimentos
procesados, ya que estos últimos han sido altamente modificados y
adulterados con aditivos que despiertan nuestras ganas de comer compulsivamente,
entrando en juego la “trampa del placer”.Podemos verlo claramente en un
ejemplo: ¿conoces a alguien adicto a las manzanas, al brócoli o a las
zanahorias? Probablemente no. En cambio ¿cuánta gente conoces enganchada al
pan, las galletas, el queso o el chocolate?Seguramente que a mucha. En el
primer caso,con los alimentos naturales, el organismo se satisface a través de mecanismos
de saciedad y nutrición adecuados, pero en cambio, los alimentos procesados e
industrializados producen una exacerbada sensación de bienestar o “chute” que
los alimentos naturales no producen,y por este motivo muchas personas se
sienten con ganas de comerlos repetidamente para obtener una sensación de satisfacción
instantánea y constante. Por otra parte hay gente que come cuando realmente no
tienen hambre, y suelen hacerlo consumiendo comida procesada, cuyo valor
nutricional suele ser bastante pobre y no satisface las necesidades reales del
organismo, lo que genera un circulo vicioso. Quizás tú también te hayas
encontrado alguna vez en una situación así. Esto normalmente ocurre cuando
tenemos instaurados hábitos adquiridos desde hace tiempo, o nos surge alguna
emoción negativa como un disgusto, un enfado, el aburrimiento, o un sentimiento
de soledad, entre otros. Cuando es así, muchas personas recurren al alimento
para acallar esa emoción y obtener calma o sensación de bienestar, y suelen
hacerlo con pizza, galletas, dulces, pasta, pan, queso, etc. Por todo ello
volvemos a encontrarnos con que la moderación tampoco es posible. Y es que aunque
sepamos que debemos poner un límite a estos alimentos en nuestro interior hay
algo que nos empuja a comerlos, y en ocasiones a hacerlo más de la cuenta,
intentando llenar ese vacío que estamos teniendo por otros motivos. En estos
casos la solución no se encontrará con procurar una moderación con la comida,
porque no va a ser posible, sino que habrá que solucionar el problema de fondo
que hace que actuemos de esa manera.
Por otro lado cuando realizamos pequeños
cambios el resultado también será pequeño, y esto puede causar desmotivación en
la persona para conseguir los resultados que desea, mientras que si se hacen
grandes cambios los resultados serán mayores y la persona se sentirámotivada para
continuar con su transición hacia una alimentación
saludable. Al final, la decisión de hacerlo, de una u otra manera dependerá de
la persona según la motivación que necesite o el ritmo que quiera llevar, por lo
que la forma de abordarlo dependerá de cada caso.
Podemos concluir entonces que la
moderación no siempre es posible. Aprender a detectar los motivos que nos impiden
esa moderación con la comida es imprescindible si queremos mejorar algún
problema de peso o de salud, y es ahí donde una Reeducación Alimentaria que nos haga ser conscientes de nuestra
situación actual nos puede servir de gran ayuda.
Patricia Blanco
Nutrición Integrativa
Colaboradora en charlas y cursos
sobre Reeducación Alimentaria en labiotika.es
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