lunes, 5 de noviembre de 2018

LA IDEA DE LA MODERACIÓN CON LA COMIDA


“Todo en moderación”. Seguro que alguna vez has escuchado algo así para describir la forma en la que llevar una alimentación saludable, o quizás lo has aplicado para poder mantener o mejorar tu peso o tu salud. Pero no siempre esta afirmación funciona para poder llevar exitosamente una buena relación con la comida. A esta frase se aferra mucha gente que pretende mejorar su alimentación sin dejar de consumir aquellos alimentos que en realidad dificultan alcanzar sus objetivos. Poder conseguir esa “moderación” no siempre es posible, depende del alimento y de la situación emocional de cada uno. Y es que si hemos caído en “la trampa del placer” de ciertos alimentos esta idea de la moderación con frecuencia no lleva a buen puerto.Comprender qué historia se esconde detrás de una persona que está enganchada a ciertos  alimentos es importante para superar la adicción que impide la moderación.

Hay dos ideas sobre la moderación que por mi experiencia profesional son muy cuestionables: la primera es la idea del consumo moderado, que afirma que cualquier alimento es saludable si es tomado con moderación. Y la segunda es la idea del cambio con moderación que plantea que para que un cambio perdure en el tiempo es mejor hacerlo de forma gradual, comenzando con pequeños cambios hasta llegar al objetivo. Estas ideas no terminan de funcionar si consideramos los efectos de los diferentes tipos de alimentos y la relación emocional que cada uno mantiene con la comida.

En general cuando comemos alimentos naturales, aquellos que se encuentran en la naturaleza en su forma original, es mucho más fácil moderar su consumo que en el caso de los alimentos procesados, ya que estos últimos han sido altamente modificados y adulterados con aditivos que despiertan nuestras ganas de comer compulsivamente, entrando en juego la “trampa del placer”.Podemos verlo claramente en un ejemplo: ¿conoces a alguien adicto a las manzanas, al brócoli o a las zanahorias? Probablemente no. En cambio ¿cuánta gente conoces enganchada al pan, las galletas, el queso o el chocolate?Seguramente que a mucha. En el primer caso,con los alimentos naturales, el organismo se satisface a través de mecanismos de saciedad y nutrición adecuados, pero en cambio, los alimentos procesados e industrializados producen una exacerbada sensación de bienestar o “chute” que los alimentos naturales no producen,y por este motivo muchas personas se sienten con ganas de comerlos repetidamente para obtener una sensación de satisfacción instantánea y constante. Por otra parte hay gente que come cuando realmente no tienen hambre, y suelen hacerlo consumiendo comida procesada, cuyo valor nutricional suele ser bastante pobre y no satisface las necesidades reales del organismo, lo que genera un circulo vicioso. Quizás tú también te hayas encontrado alguna vez en una situación así. Esto normalmente ocurre cuando tenemos instaurados hábitos adquiridos desde hace tiempo, o nos surge alguna emoción negativa como un disgusto, un enfado, el aburrimiento, o un sentimiento de soledad, entre otros. Cuando es así, muchas personas recurren al alimento para acallar esa emoción y obtener calma o sensación de bienestar, y suelen hacerlo con pizza, galletas, dulces, pasta, pan, queso, etc. Por todo ello volvemos a encontrarnos con que la moderación tampoco es posible. Y es que aunque sepamos que debemos poner un límite a estos alimentos en nuestro interior hay algo que nos empuja a comerlos, y en ocasiones a hacerlo más de la cuenta, intentando llenar ese vacío que estamos teniendo por otros motivos. En estos casos la solución no se encontrará con procurar una moderación con la comida, porque no va a ser posible, sino que habrá que solucionar el problema de fondo que hace que actuemos de esa manera.

Por otro lado cuando realizamos pequeños cambios el resultado también será pequeño, y esto puede causar desmotivación en la persona para conseguir los resultados que desea, mientras que si se hacen grandes cambios los resultados serán mayores y la persona se sentirámotivada para continuar con su transición hacia una alimentación saludable. Al final, la decisión de hacerlo, de una u otra manera dependerá de la persona según la motivación que necesite o el ritmo que quiera llevar, por lo que la forma de abordarlo dependerá de cada caso.

Podemos concluir entonces que la moderación no siempre es posible. Aprender a detectar los motivos que nos impiden esa moderación con la comida es imprescindible si queremos mejorar algún problema de peso o de salud, y es ahí donde una Reeducación Alimentaria que nos haga ser conscientes de nuestra situación actual nos puede servir de gran ayuda.

Patricia Blanco
Nutrición Integrativa
Colaboradora en charlas y cursos sobre Reeducación Alimentaria en labiotika.es

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