1. Consumir alimentos ricos en
fibra
La fibra alimentaria está presente en todos los vegetales,
principalmente las legumbres, las semillas, las verduras y las frutas, siendo
un elemento fundamental para una dieta equilibrada.Su ausencia o un consumo insuficiente pueden
constituir un riesgo para la salud, estando directamente relacionado con
alteraciones en el tránsito intestinal, inflamación intestinal, diabetes y
obesidad.
La fibra es resistente a nuestros jugos digestivos, por ello pasa sin
digerirse hacia nuestros intestinos donde es degradada por bacterias especializadas
productoras de ácidos orgánicos. Esta característica hace que sirva de alimento
para las colonias beneficiosas de bacterias que forman parte de nuestra
microbiota, como lactobacilos y bifido bacterias, y asimismo actúe como
elemento regulador sobre el tránsito intestinal, permitiendo una correcta
evacuación.
Además durante la fermentación bacteriana de la fibra se generan
importantes nutrientes de fácil asimilación y sustancias beneficiosas que
higienizan y mantienen en buenas condiciones nuestros intestinos.
2. Evitar los aditivos
químicos y los edulcorantes
Muchos de los aditivos que se emplean hoy en día en la industria
alimentaria pueden suponer un riesgo para nuestra salud intestinal.
Por ejemplo, en 2015 se publicó un estudio muy interesante en la revista Nature, dirigido por los investigadores estadounidenses Benoit Chassaing y Andrew T. Gewirtz,
sobre los efectos dañinos de los emulsionantes añadidos a los alimentos
procesados para conservar su vida útil y darles una textura más apetecible.
Según los investigadores los emulsionantes parecen alterar la composición y
localización de las bacterias intestinales y ser causantes de inflamación
intestinal y síndrome metabólico.
También sabemos desde hace tiempo que los edulcorantes
químicos, usados para endulzar muchos alimentos procesados y evitar el exceso
de azúcar y calorías en la dieta, afectan negativamente al equilibrio de la
flora intestinal e incrementan las probabilidades de enfermedades metabólicas
como la diabetes y la obesidad.
3. Una pequeña cantidad de
vegetales lacto fermentados todos los días
Los vegetales de fermentación acidoláctica, como el chucrut y el
kimchi, reúnen unas características que los convierten en un alimento estrella
para el mantenimiento de la salud intestinal. A continuación veremos algunos
ejemplos:
- Poseen significativas cantidades de fibra con acciones mecánicas
para el avance del bolo alimenticio, y nutritivas para las bacterias
acidolácticas que forman parte de nuestra microbiota intestinal.
- Las bacterias acidolácticas presentes en estos alimentos actúan como
prebióticos, manteniendo una flora intestinal en buen estado. Muchas de estas
bacterias son viables y llegan hasta nuestros intestinos para formar colonias o
transitar por ellos temporalmente, fortaleciendo nuestra microbiota nativa y
evitando la instalación de otros microorganismos que pueden actuar como
patógenos.
- El ácido láctico presente en estos alimentos actúa como un elemento
regulador y depurativo sobre el tubo digestivo.
- Son alimentos pre digeridos que no han sido sometidos a temperatura,
por lo que ni nuestro organismo invierte mucha energía en procesarlos durante
su digestión ni ha habido una destrucción de enzimas por parte del calor. La
presencia de enzimas digestivas nos ayuda a digerir el resto de los alimentos
durante las comidas.
- Son muy ricos en micronutrientes de fácil asimilación como vitaminas
del grupo B, ácidos grasos de cadena corta y aminoácidos libres. Los ácidos
grasos de cadena corta, especialmente el ácido butírico, desempeñan un rol
fundamental para la integridad de las células del colon. Este tipo de AGCC tiene un
fuerte impacto positivo sobre alteraciones anti inflamatorias y de la motilidad
intestinal.
4. Ojo con la medicación
Las bacterias de nuestros intestinos son especialmente sensibles a
muchos medicamentos, administrados con o sin receta,que se toman de forma
regular u ocasionalmente. Estos pueden debilitar la mucosa intestinal y generar
un desequilibrio importante sobre las diferentes colonias de microorganismos
beneficiosos, favoreciendo la proliferación de especies que nos pueden generar
problemas, como es el caso de una sobre población de levaduras.
Además de los antibióticos otros tipos de medicamentos como los
antiácidos, los anti inflamatorios no esteroideos (AINEs) y los corticoides
también pueden afectar negativamente a nuestra microbiota
durante y mucho tiempo después de su uso. Llevar un estilo de vida saludable
para evitarlos y hacer un uso responsable de los mismos es esencial para no
sufrir efectos secundarios indeseados.
5. Manejar el estrés
El estrés influye enormemente en todos los aspectos de “nuestras
complejas vidas”, y asimismo tiene una gran repercusión sobre la ecología
intestinal y nuestras digestiones.
Cuando sufrimos un estrés prolongado y no somos capaces de entrar en
un estado de reposo el cuerpo genera una serie de respuestas químicas y
nerviosas que malogran nuestras digestiones, reduciendo el flujo sanguíneo en
los intestinos, inhibiendo la producción enzimática y disminuyendo de la absorción
de nutrientes.
Cuando el estado de estrés se mantiene en el tiempo además del mal
funcionamiento digestivo se puede producir un daño directo sobre la mucosa
digestiva dando lugar a alteraciones crónicas del estómago y los intestinos que
cursan con inflamación y degeneración del tejido en cuestión.
Manejar el estrés es sumamente importante y desde un punto de vista
nutricional existen algunas recomendaciones que pueden ayudarnos:
- No tomar estimulantes ni alimentos irritantes como alcohol y café
junto con las comidas.
- Sentarse a la mesa y tomar conciencia de nuestra respiración y del
acto de comer. Unas respiraciones diafragmáticas profundas estimulan la
circulación de la sangre y la energía hacia la zona del bajo vientre.
- Masticar bien los alimentos, entre treinta y cincuenta veces por
bocado es en magnífico inicio para favorecer una buena digestión.
- Reposar entre diez y veinte minutos después de cada comida principal.
- Dejar pasar tres y cinco horas entre cada comida.
CULTIVA VIDA: COSECHA SALUD
Mario Sánchez
Naturópata. Profesor de Macrobiótica y Alimentos Fermentados en la Biotika
www.labiotika.es
Naturópata. Profesor de Macrobiótica y Alimentos Fermentados en la Biotika
www.labiotika.es
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